Llamé y no me lo cogieron, para mi sorpresa. La camarera entró en el local y estaba en él cubriendo papeleo cuando se percató de que alguien intentaba forzar la verja de la puerta. La abrió y se encontró con tres hombres y una mujer que, nerviosos, se justificaron alegando que se les había caído la tarjeta SIM del móvil.«Empezaron a empujarme y yo les respondí, la verdad, y cogí el móvil para llamar a la Policía». Cuando al poco tiempo llegó el encargado del local, fue él el que marcó el teléfono de la Policía Nacional y tampoco se lo cogieron.
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