Casi todas las órdenes religiosas en España están gastando todos sus bienes en el cuidado de sus enfermos y ancianos. Se están muriendo, literalmente, porque no son capaces de atraer a los jóvenes. Algunas órdenes suman 800 años de historia, como los dominicos, agustinos y franciscanos. Otras más de 500 años, como los jesuitas. Pero en 20 años, 30 a lo sumo, podrían convertirse en un vestigio de la historia, víctimas de un país que vivió abrazado al catolicismo y en cuestión de unas décadas se ha secularizado casi por completo.
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