El acusado, que se había negado a declarar ante la Guardia Civil, explicó ante el juez lo ocurrido la noche del crimen. "A mí nadie me falta al respeto", declaró el acusado intentando justificar su brutal crimen. El matrimonio mantuvo una discusión motivada nuevamente por la falsa creencia de que ésta le envenenaba y, según el acusado, su mujer le dijo que era una "carabassa" y que esa iba a ser "su última comida".
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