No es de recibo que un supervillano como Satán manda disponga sus perfidias desde un chalet en segunda línea de playa en Denia. Si lo que uno pretende es destruir el planeta, acabar con la Humanidad o acaparar todo el oro del mundo debe aspirar a un rascacielos fálico y prepotente, como hace Donald Trump, a unas torres gemelas que sirvan de entrada al Averno, como las KIO de Madrid o, si no es muy boyante, a un ridículo edificio en forma de cesta.
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