Hallar cuerpos enterrados hace cuarenta años y que están como el primer día; escuchar las preguntas de familiares que preguntan por "qué tal está" su pariente ("¿Y cómo va estar?, pues muerto"); ver cómo una familia se enzarza a gritos en la partición del patrimonio delante del cadáver del difunto; o cómo un hijo descubre el cuerpo de su padre vestido de Elvis Presley, son algunas de las anécdotas de estos enterradores gallegos, alguno de ellos con vocación verdaderamente temprana.
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