Invocando a Dios y lo que hace o deje de hacer Dios, Mohamed VI, rey de Marruecos, hace creer a su pueblo que la grave crisis económica que amenaza con inminente estallido social es culpa de la sequía. No mencionó el Sáhara Occidental ni Ceuta y Melilla. Su discurso de este viernes se concentró en graves problemas internos que amenazan la estabilidad económica y social del país, en particular en la sequía derivada, según el monarca, del cambio climático, y en la necesidad de atraer inversiones para reactivar una economía nacional en declive.
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