El mundo es tremendamente imperfecto. Una minoría poseemos la mayor parte de la riqueza, mientras cientos de millones sobreviven con un dólar al día. La pobreza es terriblemente cotidiana, y aunque producimos alimentos suficientes, cada año tres millones de niños mueren de hambre. Para muchos la vida es un camino de precariedad y supervivencia, por la única razón de haber nacido en una familia y un lugar equivocado. Es evidente que el mundo debe ser mejor.
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