Cuando su hija corrió a la habitación para decirle que se oían disparos en la iglesia bautista, Stephen Willeford buscó su rifle, lo sacó de la caja fuerte, lo cargó de balas y salió a la calle sin tiempo de ponerse los zapatos. “Pop pop pop pop. Sabía que cada uno de esos disparos representaba a alguien”, explicó Willeford en una entrevista con una televisora local. Vio al agresor vestido de combate y le respondió con disparos. Tanto el atacante, Devin Kelley, como quien lo confrontó usaban un rifle de asalto estilo AR-15.
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