¿Cómo se obtiene permiso para entrar con los bártulos en el Museo Del Prado e instalarse en medio de las salas, cargado con lienzo, caballete y pinceles, para ponerse a copiar una obra maestra? ¿Se puede copiar todo? ¿Qué destino puede dársele a la copia? ¿Hay alguna restricción? ¿Puede obtener permiso cualquiera? Estas y otras dudas nos asaltan en torno a esta práctica académica, y aunque no lo parezca, se trata de una cuestión regulada con gran detalle.
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