A priori parece estrambótico, casi ridículo; un modesto inventario de quesos sin valor jurídico, realizado por el despensero de un monasterio, no parece algo que tenga gran trascendencia histórica. Sin embargo, se trata de uno de los documentos más importantes que conserva el Archivo Catedralicio de León, ya que está escrito en una lengua protorromance, predecesora del asturleonés y muy anterior al castellano. Datado en el siglo X, se lo conoce con el arcaico y divertido nombre de Nodicia de kesos.
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