Abbas tiene 31 años. Hace 9 que no ve a su familia, los mismos que han pasado desde que salió de Bangladesh, donde nació y donde trabajaba en la farmacia de su tío mientras estudiaba. Ha vivido en Italia, Grecia, Francia, Dinamarca y Turquía, siempre sin papeles. Siempre escondiéndose de las autoridades y siempre con miedo a la deportación. Cuando llegó a Madrid, en 2014, pasó una semana durmiendo en la calle, en Plaza Castilla.
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