Rocham Pin perdió tres de sus diez hijos porque no llegó a tiempo al ambulatorio que, en cuestiones de salud, no siempre es la primera opción para un colectivo de creencias animistas y en el que todo se explica a través de los espíritus. Si alguien enferma, se confía la recuperación del interesado al sacrificio de una gallina; si empeora, un cerdo; y si el caso es mortal de necesidad, un búfalo.
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