No somos idiotas. Es que no tenemos nada con lo que negociar. No hay discusión posible, cuando una no puede plantarse, porque para poder plantarse hay que tener un suelo sobre el que hacerlo. Un suelo material, hecho de la seguridad de que no habrá hambre, ni intemperie, ni hijas desatendidas, ni mayores abandonados, si nos plantamos. Y a partir de ahí poder decir: “Yo por esta mierda no trabajo”. Y a partir de ahí poder gritar: “no me quedo ni una hora más limpiando”. Y a partir de ahí poder exigir: “si he de trabajar de noche debes pagarme má
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