La que pintaba como una temporada trascendental, al final ha saltado por los aires, y Rafael Nadal (Manacor, 33 años) contempla con pesadumbre el efecto abrasador de la pandemia. “¡Venga, vamos chicos! ¡Que a las ocho puedo salir a dar un paseo y hasta me hace ilusión ya!”, dice el tenista balear, quien reflexiona para EL PAÍS por videoconferencia desde su domicilio en Porto Cristo (Mallorca)
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