Proceden de una cultura situada en las antípodas; han aprendido los primeros números y su idioma con un sistema de razonamiento lógico muy distinto al nuestro. Y, sin embargo, los centros privados y concertados de primaria y secundaria animan a los inmigrantes asiáticos a matricularse en sus centros por los brillantes resultados académicos: su comportamiento es ejemplar, nunca faltan al respeto ni dan problemas. Y además bordean el sobresaliente en ciencias naturales, física y química y resultan imbatibles en matemáticas.
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