La voz de alarma la lanzó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) a finales de noviembre, confirmando los indicios que llevaban detectándose desde mayo. El Niño se está produciendo este año, después de la tregua que nos concedió en 2017. Dos años atrás, sin embargo, hizo estragos: el calentamiento repentino oceánico provocó el blanqueamiento del 30% de la ya de por sí deteriorada Gran Barrera de Coral en Australia entre marzo y noviembre de 2016.
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