El pequeño Bin Bin, un niño chino al que arrancaron los ojos, ha sido operado este martes en Shenzhen, ciudad industrial situada a una hora de Hong Kong, por Dennis Lam, un médico de esta localidad que, conmovido por el incidente, se ofreció a intervenirle gratuitamente y le ha implantado unos ojos artificiales. La policía sospecha que una tía paterna fue la autora de la barbarie por un contencioso que mantiene con la familia del niño. Dentro de un periodo de entre cinco a 10 años, Bin Bin podrá acceder a unos ojos biónicos.
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