¿Primero la salud o la propia cultura? Ésta es la pregunta que se ha abierto en Italia ante el caso de Jeremy, un niño eritreo de cuatro años a quien le ha sido diagnosticado un tumor maligno en el ojo. Los padres del pequeño no quisieron seguir los consejos del médico y operar retirando el glóbulo ocular para evitar que el tumor se extendiera por otros órganos, porque para ellos, perder un ojo equivale a una maldición.
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