Todo ha ocurrido en Cádiz, donde las mareas vivas es una de las características de las playas. Así, la marea comienza a subir y, cuando esto ocurre, lo normal es que los bañistas recojan sus pertenencias para evitar que se las trague el mar. Pero esto no es lo que pensó uno de los ciudadanos que, lejos de alejarse del mar, decidió agarrarse a su sombrilla y, sentado en una hamaca, disfrutó del mar, que le cubría hasta la cintura.
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