El pacto que EEUU y Reino Unido hicieron con Trípoli incluía abandonar un incipiente programa de armas de destrucción masiva, compensar económicamente a las familias de las víctimas del atentado de Lockerbie y aceptar hacer negocios con los países occidentales. Luego estaba el delicado asunto de secuestrar a miembros de un grupo yihadista libio, cuyo objetivo era derrocar a Gadafi para torturarlos y enviarlos luego a las prisiones libias. El alto cargo del MI6 que dirigió los contactos con Libia trabaja hoy como asesor de la petrolera BP.
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