En estos momentos, la mayoría de los propietarios de un huerto de mandarinas o naranjas en la Comunitat Valenciana no encuentran quien les compre su cosecha, ni ofreciéndola siquiera a resultas como sucedía en aquella peor campaña de la historia. La cruda realidad es que ahora mismo sobra fruta por todas partes, los almacenes se encuentran atiborrados de mercancía, hasta el punto de que no está resultando fácil conseguir cajones para el transporte del producto.
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