Ha vuelto a ocurrir. Hace unos días nos contactó una mamá, para decirnos que la habían recriminado por amamantar a su hijo de 13 meses en una de las salas, y que finalmente, había optado por abandonar el recinto, sin terminar la visita. «Estuvimos visitando el museo y en una de las salas mi hijo me pidió teta. Busqué un lugar dónde sentarme y le ofrecí el pecho (el cual lleva tomando a libre demanda desde que nació). Inmediatamente apareció la vigilante para decirme que ESO no se podía hacer allí.»
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