Un estudiante de doctorado de la Universidad de Murcia publicó varios artículos criticando al Consejo de Estudiantes. El origen de su inquina fue que el Consejo reservara un fin de semana en un hotel de cuatro estrellas para setenta personas, para unas jornadas de representación estudiantil. Ha sido expulsado del centro por 12 meses, con pérdida de matrícula y curso. En marzo hay elecciones a rector. ¿No es desproporcionado frenar en seco su carrera académica por un ejercicio de crítica política, por muy desaforado que fuera?
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