El multimillonario Mijaíl Prójorov, dueño de la factoría productora de níquel y paladio más importante del mundo, y poseedor de la 89ª mayor fortuna del planeta, es un buen botón de muestra de lo que da de sí la alta sociedad rusa. Prójorov organiza juergas en la estación de esquí francesa de Courchevel con autobuses enteros llenos de prostitutas de lujo reclutadas en Moscú, que rara vez sobrepasan los 20 años de edad. La policía acaba de detenerlo... y soltarlo en libertad por falta de pruebas.
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