José Sarriá, gerente de una empresa andaluza, recibió un aviso de embargo en catalán. Según él: "ante tamaña desfachatez, muestra de de intransigencia, fundamentalismo y catetez", sus empleados y él mismo, creyeron conveniente responder de una “manera agresiva”. Según el gerente: “siempre he pensado que la intransigencia y el fundamentalismo, es una rama menor de la ignorancia aderezada de unas gotitas de catetez, se debe combatir desde la ironía y el buen humor". La carta no tiene desperdicio.
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