Cuando pensamos en las Cruzadas nos vienen a la cabeza nombres como Bohemundo, Raimundo de Tolosa, Tancredo, Balduino, Godofredo de Bouillon entre muchos otros. Concebimos el fenómeno cruzado como una empresa absolutamente varonil caracterizada por las grandes figuras, los mitos, las hazañas valerosas y las grandes batallas. El mito de que las mujeres medievales no tenían capacidad de acción, decisión, influencia o presencia social es, precisamente, un mito y debemos empezar a tratarlo como tal.
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