Secuestrada en su propia casa por su marido, de 52 años, de repente se le ocurrió una gran idea: pedir auxilio a través de los deberes de su hijo. Escribió una nota contando su caso. Y ahí, entre libros y cuadernos, metió el papel con la esperanza de que alguien del colegio la leyese. En la nota contaba que era víctima de malos tratos. y que no podía ir a la policía porque era vigilada constanteme
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