"Con esto en el brazo no puede volar, tiene que abandonar el avión". Esas fueron las palabras de un sobrecargo de Ryanair a una señora de 59 años, con el cinturón abrochado y preparada para volar a Trapani (Sicilia), el pasado miércoles. Lo que tenía en el brazo Felisa Roa eran unas manchas rojas, consecuencia de la enfermedad cutánea que lleva tratándose desde hace 10 años. "Me dijo varias veces que le daba igual qué enfermedad tenía, que como él no estaba seguro de que esas manchas no eran contagiosas, no podía volar".
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