Nuestros antepasados solo supieron explicar la curiosa geomorfología del Monte Pindo, llena de relevos en bolas de granito, a través de historias de deidades, esculturas o monstruos y gigantes míticos. A través de leyendas que llenaron de ilusión a los habitantes de estas tierras, que transmitieron de padres a hijos durante siglos; cuentos de tesoros fabulosos, hermosas princesas (mouras), rutas secretas, serpientes de siete cabezas, hadas encantadas, sacrificios y ritos de fecundidad – que al parecer prevalecieron hasta tiempos muy recientes-
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