En el libro “El mundo según Monsanto”, Marie-Monique Robin denuncia las prácticas de esta empresa. Como consecuencia de la posibilidad de patentar genes, Monsanto "alquila" para una sola siembra sus semillas transgénicas a los agricultores. Gasta cada año millones de euros en pagar a agencias de detectives privados que emplean métodos mafiosos para perseguir a los agricultores “piratas”. Incluso tienen un teléfono gratuito para denunciar. Rel.:
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