Ni la crisis financiera más grave de Europa desde la de 1929 ha hecho que las monarquías se alineen de forma contundente y ejemplarizante con los ajustes económicos de sus correspondientes estados. Reino Unido es la única monarquía que ha visto reducida la asignación que recibe del Estado como consecuencia de la crisis económica. Otras, como España, Suecia y Dinamarca, han mirado para otro lado.
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