La familia japonesa se trasladó a Pamplona a principios de octubre porque Fuminobu Okabe, el padre de la niña, profesor de Derecho en la Universidad de Soko en Tokio, tenía una beca en la Universidad de Navarra. La pequeña llegó a la Ikastola Amaiur por casualidad y en cinco meses aprendió a comunicarse en esta lengua. Ahora, una vez ha vuelto a Japón, seguirá estudiando para no olvidar lo aprendido.
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