El tema, como vemos, es complejo. Y está sometido a tantas variables como situaciones. Sobre todo, porque no solo hay que tener en cuenta lo relacionado con la efectividad de la vacuna, la peligrosidad de las nuevas variantes (estén o no en el país) e incluso el riesgo de contagio para uno mismo: hay que tener en cuenta los efectos de la soledad y el aislamiento en la salud física, psicológica y emocional, las características del lugar donde viven o la distancia que nos separa.
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