No existe en Europa ninguna ley discriminante análoga. Francia la vetó por vulnerar derechos civiles fundamentales. La ley constituye un Derecho penal de autor: solo es aplicable, por genética, a una parte de la ciudadanía. Asimismo, esa ley creó tribunales de excepción, para juzgar solo a hombres heterosexuales. En 18 años la desgraciada cifra de feminicidios no ha variado (0,0002% del total de mujeres), siendo de las más bajas de Europa, y muy inferior a la tasa de asesinatos masculinos (1,3 hombres, 0,2 mujeres por 100.000 habitantes).
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