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En los años 60, en el contexto de la persecución de criminales nazis, se popularizó en Alemania el concepto "Schreibtischtäter" (criminal de escritorio), para señalar a los que lanzaron la piedra del señalamiento pero escondieron la mano, intelectuales que fueron parte de la estructura criminal pero pretendían la tentación de la inocencia. Sus manos estaban manchadas de tinta, no de sangre, así que eran "inocentes". Su denuncia buscaba que, al menos, el oprobio no les permitiera llevarse, además del dinero y del perdón, la gloria. Eran tiempos
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