Nuestra descendencia, a veces tan perdida en el mundo, deberían ver en nuestros mayores el testimonio creíble del amor de Dios, es como un pegamento, todos nos enganchamos a las personas mayores que translucen el amor de Dios. Por lo tanto, en este momento tan decisivo, que se juegan la vida eterna, lo primero es reconciliarse con Dios, lo segundo es ser operarios de la viña del Señor
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