¿Quién no ha deseado alguna vez que su ruidoso diésel sonase como un auténtico V8 de gasolina? Con el objetivo de transformar la acústica de un turbodiésel en la de un ocho cilindros en V, BMW trabaja con dos prototipos de un Mini Clubman y un BMW 635d para deleitar a su conductor con los sugerentes rugidos de los motores más bestias y potentes. Han ideado el sistema Active Sound Desing que aprovecha el equipo de sonido del vehículo para emular los rugidos de un V8.
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