La industrialización pasó de largo en Extremadura, como tantas cosas, pero esa ausencia ha sido precisamente la salvación de un territorio que cuenta con algunos de los espacios de más valor ecológico de España. En lugar de protegerlos, la Junta parece empeñada en volver a la época de Dickens, como si así se recuperara el “tiempo perdido”. Hace algunos años se consiguió parar otro proyecto delirante, una refinería en Tierra de Barros, en Badajoz, una zona que vive de la producción de vino y que, como casi toda la región, tiene una gran belleza
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