Los turistas que hayan visitado el Edificio de Exposiciones 2C del Museo del Gran Cañón desde el año 2000 hasta agosto de 2018 han estado expuestos a radiaciones muy superiores a las consideradas seguras. La contaminación provenía de unas muestras de unas rocas que contenían uranio y que se encontraban almacenadas en tres cubos de pintura antiguos, de hecho, uno de los cubos estaba tan lleno que la tapa no llegaba ni a cerrar.
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