El sábado amaneció plomizo y lluvioso en la capital. Casi tanto como el panorama actual de los derechos animales. El clima planteaba dudas sobre el poder de convocatoria de los antiespecistas madrileños y sin embargo, la manifestación, muy animada a pesar de la lluvia y respaldada por casi dos millares de personas, partió con puntualidad desde la plaza de España. Y es que, "¿qué son unas gotas de agua comparadas con toda una vida de encierro y explotación?", explicaba a Diagonal una joven activista.
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