Una muestra de que la cercanía de una madre es capaz de salvar vidas es el estremecedor caso de la pequeña Rachael nacida en Edimburgo a las 24 semanas de gestación. Los médicos le daban pocos minutos de vida fuera del útero dado que prácticamente no respiraba y que el corazón le latía una vez cada diez segundos. Su madre no dudó un segundo. La cogió y la colocó en su pecho dentro de su propio camisón para que no muriera de frío pensando que ese sería su último abrazo.
|
etiquetas: milagro , bebé , 567 gramos , abrazo , madre