A Michèle Alliot-Marie (aka MAM) las Revoluciones en el norte de África le sientan fatal. Vamos, que la diplomacia no es lo suyo. No pasaría nada, si no fuese porque es ministra de Exteriores. Con Túnez se cubrió de gloria. Horas antes de la estrepitosa caída y posterior huída de Ben Alí, la ex ministra del Interior ofreció al régimen la ayuda de Francia para “restablecer el orden”.
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