Estoy hasta la bisectriz de que en todas las campañas a favor de los abueletes –entre los que, a mis 70 tacos de almanaque, sin duda me cuento– para facilitar su vida en el mundo moderno, o sea, cajeros electrónicos, atención personalizada, viajes del Imserso y otros etcéteras, nadie mencione los urinarios públicos.
|
etiquetas: pérez-reverte , artículo , opinión , miccionando