"Comí delicioso, conocí a mucha gente y vacilé bastante, lástima que no pude salir del aeropuerto". Así empieza este relato de un costarricense que viaja a España invitado por un amigo. Al llegar a España, le es denegada la entrada por no tener carta de invitación ni reservación de hotel, ni llevar estados de cuenta de sus tarjetas de crédito y débito. Pero decide tomarse la situación con humor: "La cuestión es que estuve dos días completos encerrado en un salón de retenidos tratando de arreglar el asunto y aquí empieza la aventura.."
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