Katrina Clark, 17 años, firma un testimonio muy personal en las páginas del periódico Washington Post. Su grito es reclamar el derecho a conocer quienes fueron sus progenitores, incluido el padre que escondió su donación de esperma en el anonimato. Durante toda su vida ha buscado al padre que ahora descubre por pruebas de ADN. Ella ha sabido, por fín,porque su ojos son azules y su pelo rubio. (Inglés)
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