Vyacheslav Korotki, más conocido como ‘Slava’, pasó más de 13 años en la soledad de una remota estación meteorológica del Ártico, en Rusia, midiendo temperaturas, lluvias y vientos. La fotógrafa Evgenia Arbugaeva rompió su silencio en 2014, cuando llegó en helicóptero cargada de naranjas, champán y un pájaro.
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