El debate por el modelo a adoptar en la prostitución es extremadamente complicado por varías razones: 1) La prohibición no es eliminar el consumo completamente y puede volver la actividad clandestina. 2) Legalizar no supone invariablemente que el consumo se reduzca, es decir, legalizar no solventa todo de forma mágica. Esto es importante señalarlo para no caer en maniqueísmos, es decir, no afirmar que “prohibir lo soluciona todo” pero tampoco “regular lo arregla” porque la realidad, muchas veces, es complejísima.
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