Andaba empujando su carretilla de reparto cuando se topó con un paquete tirado en la calle en Marbella. El mensajero, que se llama Jesús Alberto, tiene 47 años y trabaja para la empresa UPS, lo guardó en la furgoneta –había mucha faena y no le daba tiempo a pararse a mirarlo– y siguió con su ruta. Lo abrió al llegar a casa, tras terminar una dura jornada. «No daba crédito a lo que vio», dice su hermana. Dentro había una manta llena de joyas. Esa misma noche las entregó a la policía. «La conciencia tranquila vale más que todo el oro del mundo»
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