Timón: '¿Nunca te has preguntado qué son esos puntitos brillantes?'. Pumba: 'No me lo pregunto, lo sé": son luciérnagas; luciérnagas que se quedaron pegadas en esa cosa negra'. 'Ah... ¿sí? Siempre pensé que eran inmensas bolas de gas quemándose a millones de kilómetros de aquí" (El Rey León, 1994). Para quienes vivimos en ciudades como Madrid, contemplar el cielo nocturno se convertido en un raro lujo, como el silencio (entendiendo lujo como algo difícil de conseguir que nos hace más felices, no como ostentación).
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