En los Juegos Olímpicos de 1936 se produjo un empate en la competición de salto con pértiga: los saltadores Nishida y Oe alcanzaron la misma marca de 4,25 metros de altura. Los dos saltadores y amigos, a la vista del resultado, preguntaron a los organizadores si podían compartir la medalla de plata. Ante la respuesta negativa, se decidió que Nishida recibiese la plata y Oe quedase con el bronce. Al volver a Japón, por amistad y mutuo reconocimiento, cortaron sus medallas y soldaron las mitades, creando preseas híbridas plata-bronce.
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